La dulce Puebla

Guadalupe Juárez

Puebla, Pue.- Los dulces sabores de una ciudad colonial están envueltos en misterio y leyendas, por lo regular, desprendidas del interior de los conventos, donde las monjas serían las creadoras de los camotes, las tortitas de santa clara y los borrachitos.

En cualquier rincón de la histórica ciudad de Puebla, los distintos colores y variedades de formas de cientos de dulces remiten a sabores creados por nuestros antepasados indígenas, pero también a ingredientes españoles y árabes. Una mezcla única en el mundo.

En las más pequeñas fondas de cualquier pueblo, en las colonias de la periferia de cualquier ciudad, las vitrinas de productos siempre e invariablemente cuenta con uno de los más de 300 dulces típicos poblanos. La fusión de las culturas árabe, española e indígena se siente en el paladar y explota todos los sentidos.

En los cruceros, las pequeñas cajas ofrecen sabores distintos de camotes, un tubérculo que para lograr transformarlo en dulce se necesitan ingredientes como azúcar, agua, esencia de naranja o limón y colorantes vegetales.

Su origen se le atribuye a las monjas de los conventos como el de Santa Clara, cuando una joven llamada María Guadalupe quiso enviarle un presente a su padre, por lo que fue al huerto, recogió los camotes, los coció, los revolvió con azúcar y agrego ralladura de limón e hirvió todo hasta que surgió una masa, la cual se enfrió e hizo cilindros con sus manos, que envolvió en papel y así se los obsequió a su papá.

Otro de los mitos del origen del postre es el de la visita de un representante de la iglesia católica al convento y como no tenían dinero, se les ocurrió darle un camote endulzado, el cual era barato y sorprendieron a su invitado.

Una leyenda más es el de un niño que jugó una travesura a una monja del convento a donde asistía a clases, por lo que para que le costara trabajo lavar las ollas, echó en una un camote, lo revolvió con azúcar hasta hacer la masa, pero a la monja le gustó y así surgió el dulce típico que se comercializa en todo el estado.

El sabor de una galleta y dulce de pepita en uno solo fue creación de una monja del convento de Santa Clara, por lo que se le llamó “tortita de Santa Clara”, otro de los postres típicos de la región, con ingredientes como azúcar glas, manteca de cerdo, pepita de calabaza, azúcar y ceniza cernida.

Uno de los dulces típicos poblanos más vendidos son los borrachitos, que al inicio sólo degustaban los benefactores de la iglesia, como forma de agradecimiento por parte de las monjas a las que donaban, pero que con el tiempo fue vendido y difundido en todo el país.

Los ingredientes utilizados son grenetina, agua, azúcar, colorante, fécula de maíz y ron, para dar la consistencia de una gomita azucarada.

Los camotes, las tortas de Santa Clara, los borrachitos, muéganos, las novias, dulces de leche con nuez y otros dulces típicos mexicanos como palanquetas son vendidas por Antonio Ramos Torres, cuyo negocio se encuentra en el Centro Histórico desde hace tres generaciones.

Su padre, asegura, fue de los pioneros en combinar un plato de talavera adornado con varios de los dulces típicos poblanos, como forma de regalo.

“Antes se vendían los dulces aparte y la talavera, pero mi papá fue el que unió los dos conceptos”, relata Antonio, desde un local de La Calle de los Dulces, ubicada en la 6 Oriente, del Centro Histórico de Puebla, en el que ha trabajado toda la vida, aunque estudió ingeniería en sistemas computacionales y mecánica.

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